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Itinerario de viaje a Uganda

Sin duda Africa es nuestro continente favorito y este año hemos tenido la oportunidad que conocer otro trocito de él. Después de dos veranos seguidos viajando con la furgoneta, teníamos ganas de coger un avión y desconectar del mundo. No teníamos tiempo para organizar un viaje por nuestra cuenta, así que decidimos hacer el viaje de forma organizada a través de una agencia. Como la gran mayoría, viajamos a Uganda para ir en busca de los gorilas de montaña, pero hasta llegar a ese momento, el itinerario de viaje a Uganda fue tan sorprendente como el momento de estar frente a un gorila.

Si no has viajado a Africa, tienes que saber que este continente tiene algo especial que a nosotros nos tiene totalmente enganchados. La gente que vive allí, paisajes exóticos , animales salvajes, bosques impenetrables, caminos sin fin, y sin duda, el ritmo de vida. Es todo calma, las cosas se hacen sin prisa, viviendo el momento, lo cual es importante tener en cuenta desde el momento que bajas del avión.

Volamos a Uganda con dos escalas, una en Estambul y otra en Kigali, Ruanda. Lo hicimos con la compañía Turkish Airlines y la verdad es que no nos gustó nada la experiencia con ellos. 

Llegamos de madrugada y solo pudimos dormir un par de horas, pero con la emoción de comenzar a recorrer el país se nos pasó el cansancio del viaje. Nos sorprendió mucho que gran parte del itinerario de viaje a Uganda fue por carreteras asfaltadas, incluso alguna autopista. Nosotros somos más de caminos con baches pero es cierto que esto ayudó a poder recorrer gran parte del país en menos tiempo.

Dejamos Entebbe para dirigirnos a las fuentes del Nilo. Para la historia de la exploración, este es uno de los lugares más importantes, ya que durante el Siglo XIX el lugar de nacimiento del Nilo Blanco era una de las grandes incógnitas. Griegos y romanos lo intentaron, pero fue John H. Speke quien aseguro haber encontrado las fuentes del Nilo.

La siguiente parada fueron las cascadas Sipi, junto al monte Elgon. El recorrido para llegar a las cascadas fue tan bonito como las cascadas. A pesar del barro, recorrimos un sendero que cruzaba varios poblados de la zona y que nos dio la oportunidad de tener contacto con las personas que vivían en ellos. Además cruzamos campos de café, patatas, plátanos,… disfrutando de unos paisajes maravillosos.

Visitamos cuatro cataratas, y las vimos desde abajo, desde detrás y desde arriba. Nos mojamos, nos llenamos de barro, pero todo mereció la pena. Las cataratas tienen una caída entre 50 y 100 metros de altitud y el recorrido fue sencillo aunque había alguna pendiente y alguna zona que resbalaba por la humedad pero no fue complicado. En total el recorrido duró unas 3 horas, aunque hicimos muchas paradas.

En esta zona, también pudimos conocer como las familias producen café. Se trataba de una cooperativa formada por campesinos de la zona, que producen café de calidad Arábica Bugisu.

Continuamos el viaje hacia las pinturas rupestres de Nyero. Además de ver las pinturas, dimos un paseo por una zona de grandes rocas con unos paisajes muy bonitos. Tras este paseo, seguimos viaje hasta Lira, donde pudimos ver un mercado local y una de las cosas que más nos gusta, entrar a un supermercado para ver que productos tienen.

Por fin, dejamos atrás las carreteras de asfalto y comenzamos a utilizar algunos caminos sin asfaltar para llegar al Parque Nacional de Murchison Falls. Tenemos que decir, que aunque la mayoría de las carreteras hasta ahora habían sido asfaltadas, a lo largo de todas ellas podíamos disfrutar de la vida de los/as ugandeses/as. Si algo llama la atención la primera vez que viajas a Africa es la vida que tienen todas las carreteras y caminos.

Las cataratas de Murchison las visitamos desde dos puntos, primero en barco por la orilla Norte del río Nilo, donde nos asombró la cantidad de animales que pudimos ver y al día siguiente pudimos verlas desde su parte superior.

También hicimos un safari en coche por el parque, donde por fin conseguimos ver el leopardo, ya que era el único que nos faltaba de los cinco grandes. Nos encantó el parque, pudimos ver una gran variedad de animales.

Desde aquí continuamos el viaje atravesando el valle del Rift hacia el Bosque de Bugoma en la región de Bunyoro. El parque tiene unos 400 kilómetros cuadrados y nosotros lo primero que hicimos fue dar un paseo donde pudimos disfrutar de varias clases de monos, entre ellos el mangabey de Uganda.

Continuamos en coche hasta el Parque Nacional de Kibale, donde nos adentramos en la selva tropical para disfrutar de uno de los grandes momentos del viaje, los chimpancés. Pudimos estar un tiempo con ellos y verles subir y bajar de los arboles, balancearse de uno a otro e incluso pelearse. Una experiencia brutal.

Con la euforia de haber podido ver chimpancés, monos de cola roja, colobos y un montón de aves, entre ellas la grulla coronada cuelligris que es el pájaro nacional de Uganda, se puede ver en su bandera, seguimos el itinerario de viaje a Uganda hasta el Parque Nacional de Queen Elizabeth.

El Parque se encuentra entre los lagos George y Edward y las montañas Rwenzori. Primero hicimos un recorrido en barco por el canal de Kazinga donde pudimos ver un gran numero de animales como elefantes, hipopótamos, y muchísimas aves. Este viaje en barco nos sorprendió muchísimo, no esperábamos ver tantos animales y tan cerca. Además del barco, también hicimos safari en 4×4 para acabar disfrutando de un sundowner en la zona de Ishasha, famosa por sus leones trepadores.

El itinerario de viaje a Uganda se estaba acabando, pero todavía nos quedaba el objetivo principal de nuestro viaje. Así que continuamos rumbo al Bosque impenetrable de Bwindi. No tenemos palabras para describir el camino que recorrimos para llegar hasta allí. Encontramos zonas cortadas y nos perdimos, lo cual hizo más interesante el momento. Pero seguro que no vamos a olvidar los paisajes que nos llevaron hasta los 2300 metros de altitud sobre el nivel del mar.

En este bosque quedan unos 420 gorilas de montaña, distribuidos en diferentes familias. Nosotros estuvimos en la zona de Ruhija y visitamos la familia de gorilas Busingye. Haremos un post donde explicaremos el proceso de visita de gorilas, porque nos pareció muy interesante. Tras haber vivido la increíble experiencia, pudimos disfrutar de un tiempo en el pueblo donde estábamos alojados y tomar unas cervezas calientes para celebrarlo.

El viaje ya estaba muy cerca de su final, pero todavía nos quedaba alguna sorpresa en nuestro itinerario de viaje a Uganda. Pudimos visitar un poblado pigmeo en el Bosque de Echuya, dando un paseo con ellos mientras nos enseñaban como habían vivido años atrás. Durante nuestro viaje, vimos como a lo largo del país hay mucha agricultura y también ganado, cabras, vacas y algún cerdo, por lo que no es un país en el que falte comida. El lago Victoria les permite pescar mucho, así que tienen variedad de comida. Pero el pueblo pigmeo ha sido muy castigado durante muchos años, siendo aislado y limitándoles su supervivencia.

Nos encontramos con un pueblo muy pobre, que poco a poco y gracias a las actividades ecoturisticas va recuperándose. Aprovechamos ese momento para dejarles material escolar y algo de ropa, que siempre nos gusta llevar en nuestros viajes a Africa.

La penúltima parada del viaje fue el Lago Bunyonyi, donde dimos un paseo en barco para ver aves. No sabemos cuantos tipos de aves hemos visto a lo largo de Uganda, pero hemos podido ver aves pequeñas, grandes y de mil colores. 

La última parada fue donde todo comenzó, en Entebbe. Cogimos un barco para recorrer Mabamba Swamps y seguir disfrutando de las aves. En realidad nuestro objetivo era la cigüeña pico zapato, un autentico dinosaurio. También se pueden ver otras aves como la golondrina azul, el papiro gonolek, el martín pescador,… Además, pudimos disfrutar de los pescadores del lago Victoria y del mercado local a la entrada del embarcadero.

Si tuviéramos que elegir un color para describir Uganda, sin duda sería el verde. La exuberante vegetación del país con plataneros, palmeras, y grandes arboles llenos de flores de todos colores esconden poblados llenos de vida y animales salvajes con los que la población convive. El contraste de este verde con el rojo de la arena de los caminos hace que quieras fotografiarlo todo.

 

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